Terapias

¿Qué son las terapias de conversión?

Las terapias de conversión (o terapias reparativas) son prácticas que buscan cambiar o «corregir» la orientación sexual o identidad de género de una persona para alinearla con una expectativa heterosexual o cisgénero. Estas prácticas suelen estar dirigidas a personas LGBTQ+ y abarcan una variedad de enfoques, que van desde la asesoría psicológica y religiosa hasta métodos invasivos, algunos de ellos abusivos y perjudiciales.

A nivel profesional, las terapias de conversión son ampliamente condenadas por asociaciones médicas y psicológicas de todo el mundo, como la Asociación Americana de Psiquiatría (APA), la Asociación Americana de Psicología, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y muchas otras. Estas organizaciones afirman que las terapias de conversión no solo son ineficaces, sino que pueden causar daños psicológicos severos, incluidos síntomas de depresión, ansiedad, ideación suicida y estrés postraumático.

Algunos puntos clave sobre las terapias de conversión:

  1. Ausencia de evidencia científica: No hay evidencia científica que respalde la efectividad de estas prácticas. De hecho, numerosos estudios han mostrado que estas «terapias» no cambian la orientación o identidad de una persona y pueden tener consecuencias perjudiciales para su bienestar emocional y mental.
  2. Metodologías controvertidas: Estas prácticas pueden incluir técnicas manipuladoras y coercitivas, como presión emocional, intervención de figuras religiosas, y en algunos casos, tratamientos extremos y aversivos, como terapia de shock o prácticas de «purificación» espiritual, que afectan gravemente la salud y dignidad de los individuos.
  3. Condena y prohibición: Muchos países y estados han prohibido las terapias de conversión, especialmente en el caso de menores de edad, ya que son consideradas violatorias de los derechos humanos.
  4. Impacto psicológico: Las personas sometidas a estas «terapias» tienen un mayor riesgo de desarrollar problemas de salud mental. Pueden experimentar baja autoestima, vergüenza, culpa, rechazo de su propia identidad, y algunos han desarrollado síntomas de trauma a largo plazo.

Las terapias de conversión son vistas hoy en día como prácticas antiéticas y peligrosas, por lo que el enfoque de los profesionales de la salud mental se centra en brindar apoyo y aceptación, promoviendo el bienestar y el desarrollo saludable de la identidad sexual y de género de las personas.

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